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Blanca L. Mederos Méndez , Cuba

 

Biografía del escritor

 

Blanca L. Mederos Méndez nace el 22 de abril de 1951 en La Habana, Cuba.

Reside en La Habana. Su Estudió Licenciatura en Economía. Inicia su trabajo como escritora en el 2011, sus obras están dirigidas a todo tipo de público, incursionando en diferentes géneros literarios.

 

Ha publicado en varias antologías, entre ellas; de México: La isla de tus ojos; de Chile desde Isla Negra: Homenaje a Ana Frank,

a Gabriela Mistral, a Alfonsina Storni, a las cantautoras de la canción protesta Mercedes Sosa, Violeta Parra y Chabuca Granda, a Miguel Hernández, Antonio Machado y Federico García Lorca; de Venezuela en la Antología “Cuéntame del Cine”; de E.U. en “Poemas de Lujo”; de España en la Revista La Masa Literaria; un libro sobre Alzheimer a través de la Federación de Alzheimer de Guadalajara y dos artículos por la prensa escrita en Cuba.

Ha participado en lecturas compartidas en eventos como Festival Internacional de Poesía Habana 2012, 2016 y 2018, Encentro Nacional de Poetas 2014 en la UNEAC, Ferias del Libro de La Habana 2013, 2014, 2015, 2019 y en la 1ra Bienal de La Habana 2019, participa eventualmente como embajadora en el Museo de la Palabra de España con colaboraciones.

Dentro de sus reconocimientos se cuentan; seleccionada finalista en la Convocatoria de Ediciones Oblicuas de España en 2011; seleccionada Finalista en los 17 Juegos Florales de Santiago de Cuba en 2013; seleccionada Finalista en el concurso “Poemas de Lujo de la Tertulia de Rosenda” de E.U. en 2016, así como premios provinciales en encuentros de talleres creativos desde 2012 al 2019 en el género testimonio.

 

Entrega

 

A Neruda por darme

sus poemas de amor

 

Emprendo loca carrera

entre piedras, arbustos y senderos,

no siento la naturaleza que lacera el paso,

solo la música de tus palabras,

en la magia de tu erótico mensaje,

alcanzo la cúspide del éxtasis

y vivo nuevamente mis recuerdos.

Mi cuerpo mendiga tu salvaje cetro,

los senderos de tu geografía íntima,

mis deseos quiebran los pinos de la playa,

las últimas páginas de luz escapan,

quedan las raíces de tu universo,

¡oh brisa cuanta envidia!,

Puedes acariciarlo más que yo.  

 

 

Gigante libertad

 

Por la paz y la libertad

 

Silencio, alguien con rostro de continente,

emerge del pavimento empobrecido

y maltrecho,

lleva en sí la inmensidad del futuro,

la visión de la esencia humana por venir.

En una de sus manos trae la tierra,

la que no precisa abono

para hacer crecer las plantas,

en la otra trae el fuego,

el de la dignidad

de los que vivirán en el mañana.

Un cerebro colosal se hace hoja de espada

y envaina en la mente de los hombres,

voz de un corazón

convertido en reflejo de la historia,

revela la mugre que asfixia al humilde.

Cuando marcha,

ya transformado en gigante continental,

deja en todas las manos que se alzan,

tierra, visión, fuego, ideas, voz,

junto a una rosa blanca.

 

Sor Teresa de Calcuta

 

A los profundismos del necesitado

llega un sari blanco orlado de azul,

sale de un convento para abrazar el mundo,

con su rostro pleno de caminos y veredas

que guardan historias infinitas de nobleza,

la sed de amor para las almas impulsa,

sin limites y fronteras que impidan llevar

un niño en brazos bajo el fuego,

es la Padma Shri de la India

transformada en esposa de Jesús

y madre universal

 

Cierta despedida desde Santa Fe

 

Por última vez, parada en el umbral,

dos mundos se toman de la mano,

las paredes en ruinas transpiran un pasado,

que no por hermoso deja de doler en la piel,

algunos vitrales no han querido marchar,

y sonríen al amanecer,

los muros me miran en sinfonía de cúpulas,

trayendo en sus notas conversaciones antiguas,

aplastan mis recuerdos columnas carcomidas,

más allá, ese paisaje metafísico,

donde la mar reposa en la lejanía,

deja brotar nubes bruñidas,

rodean a un sol triste en su despedida,

quizás algún pintor abandonó su paleta

y el cielo se adueñó de ella

para dibujar la tarde,

debo guardar ésta última mirada,

solo en horas, todo se unirá a la arena,

caminarán las multitudes sobre ellas

buscando el jubiloso mar,

sin saber que, bajo sus pies,

hubo una historia de amor.

 

Cuando se perdió mi bosque

 

Se desatan las ambarinas lenguas

llega de las ramas el crujir

caen sobre las débiles cabezas,

no hay agua para la sed de las raíces,

salta indolente el viento en su locura,

las aves no pasaron, se les perdió el cielo,

guarda la ceiba la jutía y su prole,

la lluvia traidora dejo que se murieran,

fue cómplice de esta desbandada

Cuando se perdió mi bosque, no estuve,

¿podré desunirme de la culpa?  

 

 

Altruismo

 

Morador de los caminos,

de pies llagados por el cansancio,

piel enjuta por el tiempo de andar,

cielo nevado por las tristezas de otros,

aún sigues, pertinaz, inagotable.

Buscas el agua que escapó hace siglos

entre los ojos de la hipocresía,

de nada te sirve lo hallado,

¿qué harás con esa luz

que ya no desgarra sombras?,

no puede ser tu sino ni tu ley el absurdo,

¿hasta dónde llevarás la carga

que no te pertenece?

Sosegad la espera del barco con cetro y toga,

con lazos multicolores cual regalo de aniversario,

¡lanzaos de una vez a sus entrañas

y roba tu alfombra mágica!  

 

Actores de mis días

 

Estoy cansada, llego a casa,

¿con quién hablar avatares cotidianos?,

ir al teatro, ¿con quién intercambiar criterios?,

caminar la ciudad,

¿qué mano acompaña mi andar y la plática?,

ver el mueble roto y seguir mirándolo

porque nadie restituye el daño,

depender de otros

para mover una carga pesada,

buscarse incentivos

porque no hay quién los brinde,

sentarse sola a la mesa

sin un elogio por el plato ofrecido,

estrenar un vestido y

¿quién está para decir si luces bien?,

extrañar la algarabía de un pequeño nieto,

buscar al adolescente para contarle historias…

Quiero danzar con alguien, reír con alguien,

hacer todo lo dicho por Chaplin, pero con alguien, quiero, por favor, amados míos,

otorgadme un poco de tiempo,

para borrar todo este cansancio.

 

Vals del adiós

A Margot Loyola (1)

 

Como susurro,

se escuchan los primeros acordes

sobre el lecho, el menudo cuerpo,

su rostro, parece expresar siglos vividos,

la música invade el cuarto en su lobreguez

dos pupilas sin brillo,

recorren con lasitud techo y paredes,

la huesuda mano logra alzarse,

alguien conoce el lenguaje del silencio,

y le acerca un retrato,

las notas dan abrigo al lívido cuerpo

abraza la imagen un corazón ausente de llama

enciende el tiempo en su latido,

allí queda, aprisionado, mientras,

rojizas lágrimas surcan el recuerdo,

el vals se escucha con más fuerza

cuando la ventana parece el óleo de un artista,

lágrimas, recuerdos, latidos y retrato,

desparecen en el vacío de la inexistencia,

llevando consigo los acordes finales.

 

•  No tuve el honor de conocer la obra musical de esta ilustre chilena pero me conmovió leer sobre su historia junto a Violeta Parra y es este un recuerdo imaginario a los 100 años de su natalicio.

 

Es naturaleza

 

Soy el árbol cansado por el tiempo de ansias,

por la brisa viril que no arriba a mis costas,

por la lluvia que se ha hecho austera,

por la espera que tus manos

deshojen mis riberas,

si tierno o con fiereza, no me importa,

si en la noche o en la aurora, no interesa,

solo toma lo que quieras y tenme en ti,

igual es si entre tus brazos o entre tus piernas,

mis partes están resecas y anhelan con delirio,

que tu las humedezcas.

 

Somos

 

Observo la llovizna,

llega breve, con cautela,

no quiere herir al pavimento,

lo acaricia suave, tal vez le ame,

le ofrece ternura para suavizar su dureza.

La flor en cambio,

con toda esa suavidad en su cuerpo,

espera la fuerza de las gotas en sus pétalos,

pero esta llovizna es diferente,

no sabe dañar.

Brinda amor a todo el que toca,

ella es el propio amor,

yo, soy la flor

y tú, el pavimento.