HOME

 
       
 

Mario Dario Fuenzalida Delgado, Argentina

 

Mario Dario Fuenzalida Delgado,

argentino, jubilado. Profesión: Licenciado en Seguridad e Higiene Industrial

Aficionado a las letras. Con gran placer he participado en Antologías, donde se me ha dado la oportunidad de hacer conocer mis trabajos literarios.

Año 2013-2015 coordinador del After Office Literario –Mendoza-Argentina

Premios: UHE Copa de Oro, relato Navideño-

Diversidad Literaria. Versos en el aire- España-

Radio satélite visión: Cuentos Infantiles- EL NIÑO ZAPATERO

Antología: Año 2013-After Office – Editorial Equinoxio

Antología 7- Cerca de TI

Miembro Honorifico: ASOLAPO ARGENTINA

Los poemas están recogidos en importantes Antologías, dirigidas por el poeta Alfred Asis, un grande en el mundo de las letras hispano sin fronteras.

AntologÍas: Tupac Amaru- Mujer Boliviana- Ana Frank- Voces de América- Poemas César Vallejo– Identidad de los Pueblos –Alfonsina Storni- Homenaje a Martin Luther King -

Entrevista: Radio Universidad Nacional de Cuyo-Argentina.

Participación: Radio Urbana -Mendoza-Argentina.-

 

http://alfredasis.cl/index_convocando.htm

Tengo el honor de participar en varias de estas antologías editadas por el editor,

escritor y poeta chileno Alfred Asís.

 

  CAMINANDO BAJO LA LLUVIA

 

Caminando tomado de tu mano,

por las desiertas calles de la ciudad,

disfrutando de nuestra unión,

acompañados por la fina llovizna fría

que cae mojando nuestros rostros.

No corremos a refugiarnos,

ni tampoco nos cubrimos,

con los brazos incendiados para recibirla

como bendición a nuestro amor.

Los adoquines mojados nos devuelven

la imagen de nuestra figura sobre ellos

y el repiqueteo de la llovizna

haciendo de fondo musical.

Te miro a los ojos,

bella expresión encendida de amor,

me reflejo en ellos,

observando tus mejillas mojadas,

tu pelo partido cayendo

sobre tu rostro sonrojado de pasión.

Te amo mi belleza serena,

bajo las lágrimas de la lluvia

junto a tu don de calmar hasta las aguas

con el privilegio del amor,

aun con el acuse del tiempo,

nuestros rostros surcados por las arrugas.

Arrugas que dejaron los años,

amor que no borró el tiempo,

desde siempre flotando en el aire a nuestro alrededor,

uniendo a dos almas inseparable,

fundidas en el fuego de la vida y amalgamadas

en dulces besos y caricias.

 

 

  MARTIN LUTHER KING

 

Corría el año 1964, subió al estrado un hombre negro, vestido con un traje del mismo color que su piel, pelo cortado al rape, bigote prolijamente cortado, de alta estatura, manos grandes de largos dedos, una sonrisa iluminaba su rostro irradiando confianza y paz.

Nadie imagino que ese personaje, que resaltaba del resto de los presentes en esa ceremonia, recibiría el premio más importante que se entrega en Suecia, el Premio Nobel de la Paz.

Pero, ¿qué había hecho este joven llamado Martin para merecer ese alto galardón internacional? Nada o casi nada; había dedicado todas sus fuerzas, sus conocimientos, sus ideas y su vida a una pacífica lucha por los derechos civiles en favor de las personas de color en los Estados Unidos de América.

Ellos, las personas de color no tenían derecho a nada o casi nada. Eran tratados cuasi como animales, teniendo los animales más derechos que esas personas de color diferente.

La segregación, en esa época, marcaba la vida de los pueblos y ciudades de Estados Unidos. Luther King se puso al frente de una cruzada libertadora para lograr la igualdad de las personas de color, de aquellos que eran esclavos de los blancos y realizaban las tareas más indignas para cualquier ser humano, siempre bajo la lucha pacífica, sin violencia incluida la violencia verbal.

Este activista encabezo la famosa marcha a Washington por el trabajo y la libertad. Muchos fueron sus logros, muchos sus sacrificios. Tantas veces llorando abrazado a su esposa, pedía fuerzas para enarbolar la bandera de la verdad y la igualdad.

Hombres de firmes convicciones que con su lucha logro que el Congreso de Estados Unidos aprobara la Ley de derechos civiles y la Ley de derecho al voto.

Un día, un 4 de abril de 1968, oscureció el cielo, una bala disparada por una maléfica mano acabo con la vida de Martin Luther King en la ciudad de Memphis. Allí, casi de inmediato, al apagar la vida del más grande luchador por los derechos de los negros, se enarbolo la bandera por la paz y la equidad social, su cuerpo fue aniquilado, pero no sus ejemplos, sus ideas, su lucha.

 

 

ERES COMO EL SOL

 

Con tu esplendor nos iluminas,

 

eres como el aire, como el agua

 

jugando entre las ramas,

 

surcando rumorosos arroyos

 

eres vida,

 

eres mi vida.

 

               

 

GRANDE ENTRE LOS GRANDES  

 

A muy temprana edad la oscuridad

se fue apoderando de ti

Tus ojos poco veían y distinguían,

obligado los cubriste

Pero los ojos de tu alma seguían

viendo la realidad del mundo

Esa realidad que reflejaste

y diste a conocer a través de tus letras

Fuiste perseguido

por un modelo político nefasto

Te negaron los galardones merecidos

por tu lucha

Pero jamás renunciaste a seguir comprometido con la verdad

El Cervantes llego por tus méritos,

por tu gran visión del alma humana.

El nobel arbitrariamente se te quitaba

de las manos

por ser un escritor comprometido

Hiciste conocer la belleza de las letras

a todo un pueblo y a todo el mundo

Hoy en tu homenaje se te recuerda como el más grande de los grandes.

 

NAVIDAD

 

En 1596, llegaron las misiones jesuitas a la selva misionera, evangelizando así a los originarios que habitaban esa zona desde tiempos milenarios.

Estos aborígenes recibieron a los hombres de capucha y largas faldas, con respeto y alegría, les permitieron incursionar en su forma de vida y aceptaron cambios en su ancestral cultura por lo propuestos en nombre del hombre de la cruz.

Ellos, los originarios, no festejaban la navidad, su religión era politeísta Coincidentemente festejaban, en esa misma fecha, es decir 25 de diciembre, el nacimiento de uno de sus dioses, el que se hacía presente todos los años en un niño.

Llamando a este acontecimiento

“Capac Raymi”.

Era especial, estaba dedicado a los niños de la comunidad y lo representaban en uno de ellos el que era elegido el día anterior por el cacique. Los niños originarios eran considerados sagrados en el seno de las tribus.

Desde las entrañas de la selva corría hacia el claro detrás de un gran gamo, un niño de piel cobriza, curtida por el aire y el sol, la que brillo a luz del claro.

Su pelo negro ondeaba al viento en la alocada carrera. Los mayores, que contemplaban la acción del niño, se inclinaron ante él y entre genuflexiones y reverencias le daban las gracias por las bendiciones que les otorgaba a la comunidad el haber sido elegido como el “Capac Raymi”.

No había diferencia entre los habitantes de la comunidad indígena, todos eran iguales para los originarios, no importaba el color de piel,

ni el credo ni la invasión territorial que en ese momento se había desatado en las colonias, dando inicio a la desaparición de culturas milenarias en pos de creencias recién llegadas al territorio, mal llamado descubierto.

Para el recién llegado, los pobladores originarios eran incivilizados, simplemente porque no pensaban como ellos, no actuaban en consecuencia, porque usaban sólo taparrabos para cubrir sus genitales.

Los hombres de largas vestimentas

(los jesuitas), miraban extrañados los festejos que habían dado comienzo en las primeras horas del 25 de diciembre, no tenían para ellos, nada de pagano, era sólo la adoración de un niño, así como lo fue la adoración en el establo de Belén, donde, entre animales de granja, María dio a luz al niño Jesús.

Ese que entrego su vida para la salvación del hombre. Ese niño que con el correr de los años tergiverso el sentido de vida, despreciando lo material y desechando la riqueza, instando a los hombres a no cometer actos indignantes en contra de los hombres mismos.

Así llego al mundo un niño redentor,

que no quería guerra, no quería violencia, no quería hambre para los pobladores del mundo. Un niño que quería la unidad de los hombres dejando las diferencias de lado, y unirse tan solo por pertenecer al mismo género, el humano.

Niño, niño que fuiste enviado al mundo para salvarlo, niño, que adorado por todos te entregaste a la redención del mundo, cuando el mundo buscaba la paz del Señor.

Niño, niño que no hiciste diferencia de raza ni de credo, niño, niño que sólo en ti existía amor para el hombre.

Niño, niño, los originarios te adoptamos como guía de nuestro espíritu y te hemos entregado nuestra alma para venerarte por siempre.

Niño, niño para ti y en tu honor festejamos la Navidad, pidiendo por la Paz, la Justicia y el Amor de todos los que habitamos este mundo.

Capac Raymi originario de las culturas Incas, Navidad para la cultura europea, dos nombres, un solo propósito. AMOR, PAZ, UNIÓN.